viernes, 18 de noviembre de 2011

Comunicación Médico-Paciente (II); crítica y ampliación del modelo parsoniano.

Seguimos el tema sobre comunicación médico-paciente para describir las críticas que aparecieron al modelo de Parsons, o bien ampliándolo, como en el caso del modelo de Hollender y Szasz; o bien desde una perspectia estructural, como en el caso de la crítica de Friedson.

El modelo de Parsons parece demasiado abstracto, construido casi ex profeso (a posta) para la sociedad americana de mediados del siglo pasado dejando ciertas consideraciones contextuales fuera. 
Hollander y Szasz completaron el modelo añadiendo tres tipos posibles de relación médico-paciente, en el que los comportamientos de rol variarían según el tipo de enfermedad:
  1. Relación actividad-pasividad: médico activo y paciente pasivo. Es frecuente en situaciones de urgencia, en las que el paciente está desamparado.
  2. Relación guía-cooperación: relación habitual en las enfermedades aguadas, especialmente en las infecciones. Aunque el paciente esté enfermo, es consiciente de lo que ocurre y es capaz de cumplir con lo prescrito por el médico.
  3. Relación de participación mutua: útil en el manejo de enfermedades crónicas; el programa de tratamiento bascula sobre el paciente con consultas ocasionales al profesional sanitario.
Lo que proponen es que opera de forma asimétrica, es decir, existe (y debe exisitr) una diferencia de estatus entre roles y de la necesidad de control por parte del profesional sanitario, visión compartida con el modelo de Parsons.

Sin embargo, Freidson atacó la postura funcionalista de Parsons, y la asignación de roles de este, ya que solo corresponden a un tipo de sociedad determinada: la sociedad industrial moderna occidental. Las relaciones que se describen solo tienen en cuenta la perspectiva médica, pese a tener dos actores en la relación. Friedson lamenta que no se incorporen las expectativas de los miembros que conforman el conjunto de rol, esto es, familiares y otros profesionales sanitarios. Las expecativas de rol son presentadas por Parsons como influencias sobre la conducta real, cuando son solo un estándar que sirve para juzgar una conducta real. A través de una estructira de la situación se podría sopesar la posibilidad de que una expecativa comportamental se cumpla.
Se ignora la presencia del conflicto como elemento característico de toda relación humana, de modo que la relación entre profesional y paciente puede analizarse como un choque de perspectivas; entran en en juego dos sistemas sociales diferentes: profesional contra profano.

Pese a las críticas que acabo de describir, el modelo parsoniano sigue vigente, aunque se ha visto remodelado en diferentes ocasiones a fin de superar las limitaciones señaladas. En ellos, se han incorporado variables estructurales al modelo de sistema social, así como los aspectos que conciernen al conflicto y a la negociación en el modelo de interacción médico-paciente (modelo transaccional de la obediencia de Stone, 1979; o el trabajo de Becker y Maiman, 1975; Becker, 1979).

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